Dicen que si visitas la villa riojana de Ezcaray, protegida por el pico de San Lorenzo, es obligatorio, antes de nada,  cumplir con la tradición y acercarse a tocar la argolla del Fuero, situada en una de las columnas de la plaza de la Verdura. Cuenta la leyenda que si un malhechor tocaba la argolla, durante un tiempo no podía ser perseguido por la justicia y podía quedarse en el pueblo a vivir en libertad. Pues bien, muy cerca de este punto, a pocos metros, hay una tienda de las de antes, que es menester conocer sí o sí. Si la argolla merece una visita, ‘Palasaca’ infinitas. Un comercio sostenible de productos selectos.

Vuelta a la bolsa de papel

Detrás de ‘Palasaca’ están una joven pareja, Saioa Pérez y Rodrigo García. Una abogada de Derecho económico y un ingeniero industrial que decidieron cortar por lo sano y sacar a flote un proyecto de esos que tratan de recuperar un modelo de comercio del pasado. “Palasaca es una tienda de alimentos a granel en la que además elaboramos en nuestro obrador crepes, gofres y batidos de frutas naturales. Fomentamos en lo posible los productos de proximidad y la reutilización de envases. Se trata de volver al pasado, a la bolsa de papel y la botella de vidrio”, explica así Rodrigo su idea de negocio sostenible.

«Es una suerte vivir dos vidas en una»

Saioa y Rodrigo llevaban once años en Barcelona trabajando de lo suyo: ella, en un despacho de abogados y él, en una multinacional de ingeniería. Una vida estable y acomodada. “Decidimos cambiar de tercio, bajarnos de un burro y montarnos en el que nos ha interesado. La vida es muy corta y no nos veíamos haciendo lo mismo hasta que te jubilas. Además, queríamos vivir en un pueblo porque nos parece mentalmente más sano y queríamos tener familia”. Pero no penséis que del Barrio barcelonés de Gracia aterrizaron en Ezcaray. No, no… A esta pareja les encanta eso que los coaches llaman ‘salir de la zona de confort’. Antes de recalar en La Rioja, tenían un proyecto en mente: dar la vuelta al mundo. “Estamos viviendo dos vidas en una y eso es una suerte”, asegura este ingeniero.

Viajaron durante 18 meses, visitaron cerca de 30 países y trabajaron de todo o casi todo: cuidando caballos en Sri Lanka, haciendo cookies y muesli en Camboya, de ayudantes de cocina en el desierto de Jordania o en una serrería, una perrera o haciendo pan libanés en Australia. Pero en marzo de 2020, la Covid paraliza el mundo. A Saoia y Rodrigo les pilla en Perú. Dos semanas confinados en un piso y un vuelo de repatriación de la Embajada les devuelve a Ezcaray, un pueblo turístico de poco más de 2.000 habitantes –pero que en verano rebasa los 15.000-, y del que se declaran “hijos adoptivos”, porque han veraneado toda la vida ahí.  

Rodrigo García y Saioa Pérez, en Petra (Jordania).

Productos selectos de proximidad

A la vuelta, hicieron realidad lo que idearon meses atrás: abrir ‘Palasaca’ en junio de 2021 y traer al mundo a su hija Kala, el pasado 12 de diciembre. ‘Palasaca’ es un proyecto 100% personal. Lo han hecho todo ellos dos y sus amigos del pueblo: los planos, la licencia de obra, la decoración, la elección de los muebles (¡qué honor que hayan varios de Astigarraga kit Line!)… Hasta el nombre de la tienda: “Creemos que es un nombre original, un poco canalla y con carácter”. 

‘Palasaca’ es mucho más que una tienda de productos selectos, de proximidad y ecológicos a granel, como se hacía antaño. “Intentamos que todos los productos estén lo más cerca posible de Ezcaray, tenemos una etiqueta que ponemos a los productos que estén producidos a menos de 100 km de nuestro pueblo”, explica Rodrigo. A granel, venden encurtidos, legumbres de La Rioja como la lenteja caviar, risottos preparados –de quinoa con setas o al curry- para echarlos directamente a la cazuela, frutas deshidratas con o sin azúcar que son más sanas que las gominolas tradicionales, galletas ecológicas, chocolates frutos secos como almendras al parmesano o anacardos con sabor a wasabi, con trufa o ajo negro, o especias.

Las mesas están hechas con los caballetes Glam de madera sostenible y ecológica de Astigarraga Kit Line.

Saioa y Rodrigo podrían ser los protagonistas de cualquiera de esas historias de los viejos marinos en busca de las mejores especias. Ellos hacen lo mismo pero en el siglo XXI para traer a ‘Palasaca’ los mejores condimentos: merkén chileno, zataar –la conocieron cuando trabajaron de cocineros en un campamento del desierto de Jordania-, zumaque –originario del Levante mediterráneo y Siria-, curry, canela de Ceylan y “otras muchas que no tienen nada que ver con los que encuentras en un supermercado”.

Han utilizado las estanterías de la colección Gala (incluido el módulo esquinero) para almacenar las especias y las conservas en frasco de cristal.

¡Hasta el vermú se vende a granel! Y es que ‘Palasaca’ es también vermutería. ”La gente se lleva una de nuestras botellas y cuando se le ha acabado, la trae para rellenarla, como antiguamente en las bodegas”. Cervezas artesanales de Logroño o, como no, vino de La Rioja son otros clásicos de esta tienda, en la que también elaboran tartas, bizcochos, crepes, gofres, batidos naturales de manzana, espinaca, jengibre y pepino, de remolacha y naranja o de zanahoria, naranja, calabaza, miel y canela; y helados de sandía o mango sin azúcar, de caramelo de violeta, tarta de queso, oreo o de dulce de leche relleno.

El vermú también se vende a granel. ¡Qué mejor sitio que la estantería modular de tres cubos Dinamic!

Los vinos de Rioja almacenados en los botelleros evolutivos Prisma.

Se dice que ya no se hace pan como el de antes. Pero en ‘Palasaca’, este manjar que acompaña todas las comidas del día es casero y lo traen de otro pueblo, Leiva.

El pan está a buen recaudo en las cajas de madera. Y que no falten muebles cerrados de almacenaje en ningún comercio.

La calidez de la madera natural

Si una gran parte de los productos selectos son de proximidad, los muebles que ha elegido para decorar el local, también. Entre otros, están los muebles de madera maciza sostenible de Astigarraga Kit Line. “Hay algunos muebles que parecían estar hechos adrede para nuestra tienda. La estantería donde están las especias o la esquinera a 45º venía perfecta para la entrada. Y los botelleros con la forma de triángulo eran muy originales para almacenar y exponer el vino sobre ellos”, explica Rodrigo quien afirma que quisieron darle “un toque entre moderno y campestre pero no cutre, y la madera de pino en bruto que luego la barnizamos con lásur es ideal”. Rodrigo y su padre hicieron el mostrador a medida, con un tablero contrachapado de chopo con las caras acabadas en pino. No querían una tienda fría, por eso apostaron por la madera natural de pino, que “siempre da una cierta calidez sin recargar un espacio”. 

Lo dicho, si os acercáis a Ezcaray, no os olvidéis de tocar la argolla del Fuero y acercaos a ‘Palasaca’ (Calle Mercedes Mateo, 2) a comprar a granel y probar sus batidos o crepes caseros. Además, os recomendamos que les sigáis en su cuenta de Instagram. Por cierto, preparan también cajas regalo con productos variados para detalles de bodas y regalos.