En pleno siglo XXI donde es normal que las sillas, las puertas o las mesas sean de madera, hay un pequeño pueblo en Guipúzcoa,  Zerain, en el que también las bicicletas se hacen de madera. Tres profesionales de la carpintería. Tres aficionados al ciclismo.  Haritz Iturrioz, y los hermanos Aitzol y Andoitz Telleria. Un conocimiento exhaustivo por un material tan polivalente como la madera. Un reto. Un juego. Un impulso. Al principio, solo en los ratos libres. Después, cuando el sector de la construcción empezaba a tambalearse y el trabajo en la serrería disminuía, deciden dedicarse a fabricar y comercializar bicicletas de madera bajo el nombre de Axalko.

En 2008, crean la primera bicicleta de madera. “Nos tomaron  por  locos cuando decidimos hacer bicicletas de madera en el siglo XXI. ‘Pero, ¿a dónde vas?’, nos decían. Puede parecer un atraso pero la madera es un material de composición natural que si se le aplica la tecnología, se puede fabricar productos tan tecnológicos como los que se fabrican con cualquier otro material y, además más naturales!”, reivindica Andoitz Telleria. “Queríamos demostrar que era posible hacer una bici de madera, resistente y ligera, equiparable a las de carbono o aluminio”, sentencia Andoitz.

Muchas horas y muchos meses de pruebas y estudios para dar a la madera forma de bicicleta. Tantos que les dio incluso tiempo para hacer una expedición al monte Denali (Alaska), considerado el monte más frío. Allí probaron los primeros prototipos y pudieron darse cuenta sobre el terreno, que la madera es más dura y resistente que el aluminio.

Para el chasis utilizan madera de fresno, es de beta larga y posee una gran resistencia a la flexión. ‘Necesitamos madera limpia para hacer las láminas. El fresno, siempre que esté libre de nudos, es perfecto para curvarse. En cada pieza se mira si hay nudos, en el nudo la madera se tuerce y se rompe así es que seleccionan aquellas tablas donde las vetas sean lo más rectas posibles’, aclara Andoitz Telleria. Las tablas se sierran en láminas de entre 0,5 a 2,5 mm de espesor, que se unen y encolan juntas, gracias a una fresadora conectada a un ordenador. Más tarde, en los moldes adoptan la forma de las diferentes piezas que componen el cuadro.

¡Totalmente personalizable! Axalco pone el cuadro de madera y el resto la bicicleta se hace a gusto del cliente. En la definición del cuadro se tiene en cuenta las características físicas del cliente (altura y peso) para saber las medidas que debe tener el cuadro.

En estos casi 9 años, han vendido en torno a 50 bicicletas, sin abandonar su profesión: la carpintería.  Es una bici cuasi artesanal: ‘No es una bici artesanal 100% ya que es casi imposible tallar una bicicleta de un trozo de madera’. Diversas piezas de aluminio se integran en la madera para completar el montaje de los frenos, la dirección de ruedas y el pedalier. El precio se encuentra entre 5.000 y 7.000 €, dependiendo de los componentes.

Tienen muy claro quién es el público de este tipo de bicicletas. ‘No pretendemos competir con las bicicletas de aluminio o de carbono, queremos ofrecer una bicicleta exclusiva a la gente que le guste la madera’, afirma Andoitz. El peso es igual en unas y otras: alrededor de 7 kg. Además, la estructura del cuadro de la bici de madera es hueca, lo que hace que sea tan ligera, fuerte y resistente como un cuadro de aluminio.