El término sostenibilidad está de moda. Muchos sectores profesionales acuñan este concepto en sus prácticas. Entre otros muchos, el turístico. La Organización Mundial del Turismo (OMT) define el turismo sostenible como “el turismo que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas”. Es decir, como aquel que respeta desde la población local hasta el medio ambiente pasando por los propios viajeros o el mismo patrimonio cultural.

Ahora que el frío aprieta, el momento sofá con mantita está muy bien. No lo negamos pero se pueden hacer muchas cosas más. Y una de ellas, es conocer algunos de los destinos turísticos englobados dentro de la competición global Top 100 de Destinos Sostenibles 2018. Para figurar en esta lista, se revisan criterios como la protección de la naturaleza y los recursos naturales, la promoción de los productos y servicios locales, el compromiso de la población por el desarrollo del turismo, la reducción del consumo de energía o la conservación del patrimonio cultural.

En este post queremos compartir algunos de estos y otros destinos turísticos sostenibles. La lista de Green Destinations incluye el Parque Marítimo Terrestre de las islas Atlánticas y Baiona, en Galicia. Una maravilla de la naturaleza pero recomendamos su visita con mejor tiempo que el gélido frío que reina ahora. Nos detenemos en Terres de l’Ebre, en Tarragona. Declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco, la protección de la naturaleza y la conservación de su ecosistema han sido claves para el desarrollo de la fauna que habita el lugar. ¿Te imaginas coger una furgoneta y unas bicicletas y perderte por el Parque Natural del Delta del Ebro? El río, las dunas, las lagunas y los arrozales se extienden en un plano horizontal que te descubre la palabra profundidad.  Una ruta por las bodegas entre viñas de la Terra Alta puede ser otra de las actividades.

En Francia, Bretaña es el único destino francés que encabeza la lista de los lugares más verdes del mundo. Cerró 2018 con el reconocimiento internacional por su compromiso con el desarrollo del turismo sostenible. Situada en el oeste de Francia, cuenta con 2.700 kilómetros de costa protegida, una red de carriles de bicicletas de más de 1000 kilómetros o programas de preservación en el patrimonio costero e histórico de algunas de sus ciudades más bellas como Saint-Malo o Dinan.

Al margen de esta lista, son muchas las ciudades europeas que han sabido reinventarse y hacer de la sostenibilidad también una de sus principales señas de identidad. Ámsterdam es el modelo de las ciudades europeas. Las bicicletas son una de las estampas más características de esta ciudad. Y es que cuenta con más de 500 kilómetros de ciclorrutas. Es una de las capitales europeas más comprometidas con el medioambiente. Los molinos salpican la ciudad y el resto del país. Gran parte de la electricidad proviene de fuentes renovables. Es más: Holanda se ha propuesto eliminar por completo los combustibles fósiles para alimentar los automóviles antes de 2025, con el objetivo de migrar hacia las energías renovables.

Copenhague no tiene nada que envidiarle a Ámsterdam, porque en esta ciudad mandan también las bicicletas. Y la tecnología inteligente. A primerísima hora de cada mañana, los trabajadores y estudiantes a pedales son muchos más que los que utilizan los coches, ya que los semáforos inteligentes de Copenhague dan prioridad a los primeros. El ayuntamiento está reemplazando su parque automovilístico con coches eléctricos. Y entre las metas que se han definido para apostar por la sostenibilidad está la de ser la primera gran ciudad con una huella de carbono neutral en 2025.

¿Qué te parecen estas bio ideas? ¿Estás dispuesto a disfrutar de una experiencia de turismo sostenible única?